miércoles, 9 de junio de 2010

Universidad Alcalá de Henares

Es una fachada de proporciones gigantescas, compuesta por tres cuerpos superpuestos, y tres calles verticales, siendo la central de ellas la ocupada por los elementos más útiles y significativos, tanto para el uso del edificio (puerta y ventana principal) como para expresar el simbolismo del conjunto. A los lados de esta fachada aparecen sendas alas de dos cuerpos, más bajos que el central.
Merece la pena detenerse un rato ante este espectacular compendio de arquitectura plana (la cubierta de una obra cuajada de sentido intelectual) y de escultura simbólica. Es un modo muy al uso en esa época y a lo largo del reinado del Emperador Carlos de Habsburgo, de mostrar la mezcla del poder político y religioso a través de figuras y personajes que expresan un sentido iconológico más allá del puramente descriptivo, en un ejercicio muy claro de neoplatonismo que aquí alcanza el grado universitario. La puerta se enmarca por una serie de arquivoltas planas en degradación y un cordón adintelado, escoltado como toda la calle central de esta fachada por parejas de columnas de fustes estriados y capiteles de estilo corintio sobre un alto plinto. En las enjutas aparecen sendos angelotes desnudos portadores de guirnaldas, mientras que en la clave del arco otros dos seres angélicos sostienen una cartela con la leyenda AÑO 1543 que fue el de la terminación de esta obra.
El segundo cuerpo ofrece en su calle central un ventanal profusamente exornado en sus bordes, con un medallón en su frontispicio que muestra la talla de San Ildefonso, patrono del arzobispado de Toledo y titular del Colegio Mayor al que precede esta fachada. Apoyados en las columnas del vano, sendos soldados. A los lados del frontispicio, dos escudos de armas del apellido Cisneros, por el fundador primero, y cuyo escudo adoptaría como propio la Universidad. Era esta la ventana de la Biblioteca, el lugar donde se almacenaban los libros, frutos y fuentes del Saber. Las dos columnas estriadas que escoltan al ventanal se encuentran sujetas en su parte externa por dos atlantes que decididamente las mantienen, y en sus pequeños podios vemos dos representaciones de Hércules: con su clava y escudo en el lado derecho, y ahogando serpientes en el izquierdo.
Finalmente, el centro del tercer cuerpo muestra perfectamente tallado el escudo heráldico del rey de Castilla y a la sazón Emperador de Alemania, Carlos de Habsburgo, con todos sus aditamentos y timbres, añadidos de las correspondientes columnas de Hércules y cruces de San Andrés coronadas. En los intercolumnios se muestran dos figuras, identificadas como Perseo con la cabeza de Medusa en su mano, a la derecha, y Minerva con una pluma y un búho en las suyas, a la izquierda. Un frontoncillo remata esta calle central, prodigiosa, con una talla de Dios Padre en busto, bendiciendo con su mano derecha y sosteniendo en la izquierda el globo terráqueo. A modo de escocia, sobre el borde del frontón aparecen talladas cuatro figuras humanas unidas por guirnaldas de frutas; las de la izquierda son dos varones, uno joven y otro viejo, y las de la derecha dos mujeres, también una joven y otra vieja, que quizás representan el paso del tiempo sobre el ser humano. Aún por remate del todo aparece una gran cruz con el anagrama XPS en el centro.
Los paramentos de las calles laterales están ocupados por ventanales que son pequeños en el nivel inferior, y grandes en el superior. Profusión de figuras talladas en sus jambas y frontones acentúan el sentido neoplatónico que se le debe dar al conjunto. Así vemos que en los frontones de los cuatro ventanales inferiores aparecen las imágenes de los cuatro Padres de la Iglesia (San Ambrosio, San Gregorio, San Jerónimo y San Agustín), mientras que en las del nivel superior se muestran en medallones las efigies de San Pedro y San Pablo con sus respectivos atributos (las llaves y la espada), y en los plintos de sus columnas Eros y Venus en la de la izquierda, y Minerva con sus atributos femeninos y guerreros en la de la derecha.
El tercer cuerpo, a los lados de la calle central con el escudo imperial, se abre en diez ventanales, cinco en cada lado, de arquería semicircular, escoltados por columnillas que se rematan, después de mostrarnos las gárgolas para escupir el agua de la lluvia talladas con representaciones animales y humanas, en sendos florones o antorchas que suman la balaustrada y que añadidas de las de los extremos hacen la cifra de doce, queriendo representar las lenguas de fuego del Pentecostés, símbolos indudables del Espíritu Santo y del saber de la Cristiandad.

Arte paleocristiano


Arte y Cristianismo
Representaciones simbólicas en el arte paleocristiano como son el crismón y el monograma.
El crismón indica bien a las claras el lugar sagrado al que se accede al Templo. Se trata de un acróstico formado con las dos primeras letras griegas del nombre de Cristo (X P “equis Rho”) a las que se añaden los símbolos apocalípticos alfa y omega, representando que Él es el Principio y el Fin.
El crismón o anagrama de Cristo aparece con frecuencia en los sarcófagos paleocristianos, en las catacumbas y en las portadas románicas. Está formado por dos letras mayúsculas griegas del nombre de Cristo (cristo) c y s; generalmente junto a las dos letras aparecen alfa y omega, el principio y el fin, símbolo de la omnipotencia y eternidad. A estas letras se solía añadir la cruz y todo ello era encerrado en un círculo. En este signo existe un simbolismo cosmológico, la rueda solar, que se asocia directamente con la idea de Cristo. La combinación del círculo, con el monograma y la cruz, se convierte en un símbolo complejo en el que se habla de un Cristo como síntesis espiritual del universo, como la luz que alumbra las tinieblas del paganismo grecorromano, sobre las que finalmente triunfa. Ya Constantino los utilizó en sus estandartes con este significado.

jueves, 22 de abril de 2010

Estalla el debate sobre legislar el uso del pañuelo islámico en clase

Najwa Malha no fue ayer a clase. Por tercer día consecutivo no acudió con su hiyab (pañuelo islámico) al instituto Camilo José Cela de Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde sus amigas volvieron a protestar cubriéndose a ratos la cabeza.

Pero la polémica generada porque su centro no le permite ir a clase con velo creció mucho más allá de los muros de su instituto, que amanecieron cubiertos de pegatinas xenófobas.

Asociaciones y colectivos musulmanes planean llevar el caso a los tribunales y movilizarse por todo el país, con protestas como una caravana de mujeres.

El día en que en Francia se anunció la presentación de un proyecto de ley para legislación sobre el burka, en España se abrió tímidamente el debate sobre la posibilidad de legislar sobre el pañuelo islámico (hiyab).

Con la excepción de alguna concejal musulmana del PP, como Fátima Kaddur, de Ginés (Sevilla), en el principal partido de oposición tienen claro lo que se debe hacer. Hay que "respetar y respaldar" la libertad de los centros educativos para regular sus normas de convivencia, reiteró ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y todos la secundaron.

Si el Consejo Escolar instituto de Pozuelo acordó, el martes, no cambiar su reglamento interno y mantener la prohibición de acceso a clase de Najwa Malha, porque utiliza el hiyab, su decisión debe ser acatada por las autoridades educativas.

Frente a esta determinación el Gobierno y el PSOE titubean. De todos los socialistas que han intervenido en el debate la más ambigua fue, probablemente, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Recalcó que no le gusta "ningún velo" pero abogó por la "tolerancia".

miércoles, 10 de marzo de 2010

El portico de la gloria


El Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela es un pórtico de estilo románico realizado por el Maestro Mateo y sus colaboradores (su obradoiro o taller) por encargo del rey de León Fernando II, quien donó a tal efecto cien maravedises anuales, entre 1168 y 1188, fecha esta última que consta inscrita en la piedra como indicativa de su finalización.
Antes de comenzar los trabajos del Pórtico, su taller terminó las naves de la
Catedral teniendo para ello que construir una novedosa cripta para salvar el desnivel entre las naves y el terreno de alrededor.
El
1 de abril de 1188 se colocaron los dinteles del Pórtico y la conclusión del conjunto se demoró hasta el año 1211, en el que se consagró el templo con la presencia del rey Alfonso IX.
El Pórtico actual no es exactamente el resultado de la obra del Maestro Mateo, ya que algunas de sus figuras originales fueron retiradas al construirse la actual fachada de la Catedral ("la fachada del
Obradoiro"), quedando conservadas en el Museo Catedralicio Por lo demás, el Pórtico originalmente estaba policromado, pero hoy solo quedan restos de la pintura en algunos puntos.





Leyenda
Cuenta la leyenda que el arzobispo fue a visitar las obras cuando estaban próximas a terminar. Cuando el Maestro Mateo le estaba explicando el significado de las diferentes figuras, el arzobispo le preguntó por una que el maestro no había citado y que destacaba en el tímpano central.
Mateo reconoció que esa figura era él mismo, porque consideraba merecer la gloria después de la obra de arte que estaba haciendo con tanto éxito, pero el clérigo le recriminó duramente su falta de humildad.
Pasado el tiempo, Mateo llamó al arzobispo para que viese el Pórtico ya terminado y, cuando este llegó, lo primero en lo que se fijó fue en que aquella figura había desaparecido del tímpano, pero ahora había otra nueva escultura en la parte de atrás, arrodillada y sin luz. Así se quería representar el maestro Mateo ahora, humilde y arrepentido por pretender retratarse junto a Dios.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Mensaje para la cuaresma 2010

MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2010
« La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo » (cf. Rm 3,21-22)


Queridos hermanos y hermanas:
Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a una sincera revisión de nuestra vida a la luz de las enseñanzas evangélicas. Este año quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina: «La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo» (cf. Rm 3,21-22).
Justicia: “dare cuique suum”
Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra “justicia”, que en el lenguaje común implica “dar a cada uno lo suyo” - “dare cuique suum”, según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III. Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste “lo suyo” que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se le puede garantizar por ley. Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder sólo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que sólo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle. Los bienes materiales ciertamente son útiles y necesarios (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Observa san Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo... no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios” (De Civitate Dei, XIX, 21).
¿De dónde viene la injusticia?
El evangelista Marcos refiere las siguientes palabras de Jesús, que se sitúan en el debate de aquel tiempo sobre lo que es puro y lo que es impuro: “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre... Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas” (Mc 7,15. 20-21). Más allá de la cuestión inmediata relativa a los alimentos, podemos ver en la reacción de los fariseos una tentación permanente del hombre: la de identificar el origen del mal en una causa exterior. Muchas de las ideologías modernas tienen, si nos fijamos bien, este presupuesto: dado que la injusticia viene “de fuera”, para que reine la justicia es suficiente con eliminar las causas exteriores que impiden su puesta en práctica. Esta manera de pensar ―advierte Jesús― es ingenua y miope. La injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas; tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal. Lo reconoce amargamente el salmista: “Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre” (Sal 51,7). Sí, el hombre es frágil a causa de un impulso profundo, que lo mortifica en la capacidad de entrar en comunión con el prójimo. Abierto por naturaleza al libre flujo del compartir, siente dentro de sí una extraña fuerza de gravedad que lo lleva a replegarse en sí mismo, a imponerse por encima de los demás y contra ellos: es el egoísmo, consecuencia de la culpa original. Adán y Eva, seducidos por la mentira de Satanás, aferrando el misterioso fruto en contra del mandamiento divino, sustituyeron la lógica del confiar en el Amor por la de la sospecha y la competición; la lógica del recibir, del esperar confiado los dones del Otro, por la lógica ansiosa del aferrar y del actuar por su cuenta (cf. Gn 3,1-6), experimentando como resultado un sentimiento de inquietud y de incertidumbre. ¿Cómo puede el hombre librarse de este impulso egoísta y abrirse al amor?
Justicia y Sedaqad
En el corazón de la sabiduría de Israel encontramos un vínculo profundo entre la fe en el Dios que “levanta del polvo al desvalido” (Sal 113,7) y la justicia para con el prójimo. Lo expresa bien la misma palabra que en hebreo indica la virtud de la justicia: sedaqad,. En efecto, sedaqad significa, por una parte, aceptación plena de la voluntad del Dios de Israel; por otra, equidad con el prójimo (cf. Ex 20,12-17), en especial con el pobre, el forastero, el huérfano y la viuda (cf. Dt 10,18-19). Pero los dos significados están relacionados, porque dar al pobre, para el israelita, no es otra cosa que dar a Dios, que se ha apiadado de la miseria de su pueblo, lo que le debe. No es casualidad que el don de las tablas de la Ley a Moisés, en el monte Sinaí, suceda después del paso del Mar Rojo. Es decir, escuchar la Ley presupone la fe en el Dios que ha sido el primero en “escuchar el clamor” de su pueblo y “ha bajado para librarle de la mano de los egipcios” (cf. Ex 3,8). Dios está atento al grito del desdichado y como respuesta pide que se le escuche: pide justicia con el pobre (cf. Si 4,4-5.8-9), el forastero (cf. Ex 20,22), el esclavo (cf. Dt 15,12-18). Por lo tanto, para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia. En otras palabras, es necesario un “éxodo” más profundo que el que Dios obró con Moisés, una liberación del corazón, que la palabra de la Ley, por sí sola, no tiene el poder de realizar. ¿Existe, pues, esperanza de justicia para el hombre?
Cristo, justicia de Dios
El anuncio cristiano responde positivamente a la sed de justicia del hombre, como afirma el Apóstol Pablo en la Carta a los Romanos: “Ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado... por la fe en Jesucristo, para todos los que creen, pues no hay diferencia alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia (Rm 3,21-25).
¿Cuál es, pues, la justicia de Cristo? Es, ante todo, la justicia que viene de la gracia, donde no es el hombre que repara, se cura a sí mismo y a los demás. El hecho de que la “propiciación” tenga lugar en la “sangre” de Jesús significa que no son los sacrificios del hombre los que le libran del peso de las culpas, sino el gesto del amor de Dios que se abre hasta el extremo, hasta aceptar en sí mismo la “maldición” que corresponde al hombre, a fin de transmitirle en cambio la “bendición” que corresponde a Dios (cf. Ga 3,13-14). Pero esto suscita en seguida una objeción: ¿qué justicia existe dónde el justo muere en lugar del culpable y el culpable recibe en cambio la bendición que corresponde al justo? Cada uno no recibe de este modo lo contrario de “lo suyo”? En realidad, aquí se manifiesta la justicia divina, profundamente distinta de la humana. Dios ha pagado por nosotros en su Hijo el precio del rescate, un precio verdaderamente exorbitante. Frente a la justicia de la Cruz, el hombre se puede rebelar, porque pone de manifiesto que el hombre no es un ser autárquico, sino que necesita de Otro para ser plenamente él mismo. Convertirse a Cristo, creer en el Evangelio, significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad.
Se entiende, entonces, como la fe no es un hecho natural, cómodo, obvio: hace falta humildad para aceptar tener necesidad de Otro que me libere de lo “mío”, para darme gratuitamente lo “suyo”. Esto sucede especialmente en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia “más grande”, que es la del amor (cf. Rm 13,8-10), la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar.
Precisamente por la fuerza de esta experiencia, el cristiano se ve impulsado a contribuir a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor.
Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma culmina en el Triduo Pascual, en el que este año volveremos a celebrar la justicia divina, que es plenitud de caridad, de don y de salvación. Que este tiempo penitencial sea para todos los cristianos un tiempo de auténtica conversión y de intenso conocimiento del misterio de Cristo, que vino para cumplir toda justicia. Con estos sentimientos, os imparto a todos de corazón la bendición apostólica.
Vaticano, 30 de octubre de 2009
BENEDICTUS PP. XVI

jueves, 28 de enero de 2010

Haití necesita tu ayuda...


Cáritas con Haití


La red Cáritas en Haití ha puesto en marcha una respuesta de emergencia tras el terremoto ocurrido en Haití el 12 de enero. El seísmo de 7´3 grados en la escalas Richter sacudió la capital haitiana con 3 réplicas destruyendo cientos de edificios. La respuesta de la red Cáritas está siendo para dar apoyo a las víctimas de la catástrofe. Entre las acciones de emergencia se incluyen albergues temporales, distribución de alimentos y kits de higiene y apoyo espiritual. En una segunda fase se contempla la reconstrucción de infraestructuras.



Cuentas Bancarias:
CÁRITAS CON HAITÍ

SANTANDER 0049-1892-64-2110527931
BBVA 0182-2000-21-0201509050
POPULAR 0075-0001-81-0606839307
BANESTO 0030-1001-38-0007698271
CAJA MADRID 2038-1028-15-6000969697
LA CAIXA 2100-2208-39-0200227099
CECA 2000-0002-20-9100382307
BANCAJA 2077-1277-10-3100146740
CAM 2090-5513-07-0200186770
SABADELL–ATLANTICO 0081-0216-74-0001306932

Y EN LAS CUENTAS DE LAS CÁRITAS DIOCESANAS



Teléfono
información y
donaciones:
902 33 99 99

miércoles, 27 de enero de 2010

Jornadas mundial de la juventud 2011


La Cruz y el icono por tierra, mar y aire

Fechas de la visita a las diócesis españolas y a los santuarios de Fátima y Lourdes.
Por tierra, mar y aire. La Cruz y el icono de la Virgen viajarán por la geografía española utlizando todos los medios de transporte.
En apenas unos meses la Cruz y el icono de los jóvenes saldrán de Madrid para comenzar su recorrido por toda España el próximo 27 de abril. Para el inicio de este periplo la Cruz tendrá que viajar en avión ya que la primera etapa arrancará en las Islas Canarias el 27 de abril.
El 8 de mayo la Cruz y el icono volverán a la Península, concretamente en la diócesis con el nombe más largo: Calahorra y La Calzada-Logroño. De allí saltará a las diócesis catalanas para posteriormente pasar parte del verano en Galicia.
Entre el 5 y el 8 de agosto presidirá en Santiago de Compostela la peregrinación de jóvenes europeos. El resto de agosto la Cruz y el icono se podrán venerar en los santuarios de Fátima y Lourdes.
En su visita a la costa de las diócesis andaluzas, también utilizará el barco para algunos de sus traslados por entre los diferentes hitos que irá cubriendo.
La Cruz y el icono recorrerán prácticamente toda la geografía española, el 5 de abril de 2011 visitará Gibraltar, y cerrará su viaje el 17 de julio de 2011 en Teruel, diócesis desde la que viajará de vuelta a Madrid para que presida la JMJ de 2011.